Las depuradoras ejercen un papel muy valioso para con el medio ambiente, pues gracias a ellas se reutilizan las aguas residuales. Su tarea permite que este agua y su energía renovable asociada tenga otra oportunidad para participar en otros procesos como, por ejemplo, el riego. Además, con su reutilización, se reduce la demanda de agua. La depuración consta de diferentes fases, en las que se realiza un pretratamiento o acondicionamiento de las aguas, decantaciones y unos tratamientos biológicos en los que se trata la materia orgánica que lleva el propio líquido. A continuación, hablaremos de depuradoras, qué son y cómo funcionan.
‘A priori’, hay que destacar la existencia de distintos tipos de aguas residuales, ya que identificarlas supone dar con el tratamiento adecuado para su correspondiente depuración o su lugar de vertido o dispersión segura en la naturaleza. Cada una, ya sea de ámbito doméstico (del baño o cocina), urbano (de limpieza urbana) o industrial (de la industria, agricultura o ganadería), puede tener un contaminante específico que requiere un proceso distinto de limpieza. Aparte de las ya mencionadas, también están las aguas residuales que proceden de los fenómenos meteorológicos, como las de lluvia, de la nieve o del hielo.
Los tratamientos que se pueden emplean para depurar los diferentes tipos de aguas residuales que existen pueden dividirse en una fase de tratamiento previo, en la que se suprimen plásticos, tejidos y cualquier elemento antrópico que pueda perjudicar el funcionamiento de la depuradora; le sigue el tratamiento primario, en el que se eliminan los materiales como sedimentos; en el caso del tratamiento secundario, entran en juego procesos biológicos, en los que se elimina la materia orgánica; en la fase tratamiento terciario, se desinfecta el líquido y, de vez en cuando, se desala el agua, rasgo que le da un extra a la calidad del agua. Este último tratamiento elimina aquellas sustancias que no han sido eliminadas en los tratamientos secundarios, como es el caso de los nutrientes o el nitrógeno.
Por otro lado, a la hora de diseñar una planta de depuración, es clave tener en cuenta que los diferentes tratamientos que se lleven a cabo no superen los límites de la autorización de vertido. Otro factor crucial es la eficiencia de los equipos para garantizar el menor consumo energético posible, para ello hay que controlar también la variación del caudal y la composición de las aguas residuales que entran.
Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) una vez han realizado su función devuelven las aguas hacia un cauce receptor, como lo puede ser un río, embalse o el mar. Al menos hasta 2012, en el Estado español habían 2.125 EDAR y Andalucía encabezaba la lista con un total de 388 estaciones.
Comprometida con la eficiencia y la sostenibilidad, la empresa de Hidrotec está especializada en el saneamiento de canalizaciones y redes de alcantarillado. Por ello, para sus trabajadores y trabajadoras es tan fundamental conocer cuál es la labor de las depuradoras, qué son y cómo funcionan. Desde su puesta en marcha, su equipo de trabajadores al frente le ha dado una gran importancia a la reutilización del agua. Por ello, en su flota de vehículos, se dispone de un importante parque de camiones cuba medioambientales mixtos de alta capacidad y rendimiento, capaces de filtrar el agua aspirada, separar el residuo presente y reutilizar el agua limpia para las tareas de limpieza hidrodinámica de colectores y tuberías del alcantarillado público e industrial.